Del
fundamento a la defensa en la legítima defensa, estudio que ahora presentamos (1965) corresponde a Manuel de Rivacoba.
Para él, las
opiniones –y persona- de Eduardo Novoa eran referente obligado en su cátedra;
claramente fue el penalista chileno que le generó mayor consideración y
respeto.
Precisamente,
en el estudio que ahora reproducimos le señala nítidamente: “… príncipe de los penalistas hispanoamericanos
actuales…” (pág. 261, nota 37).
Tal
referencia es observada y resaltada especialmente por Francisco Blasco y Fernández de Moreda en su prólogo a otro libro
de Rivacoba (La obediencia jerárquica en el Derecho penal, Edeval,
Valparaíso, 1969, pág. 14, nota 3). El propio Blasco y Fernández de Moreda
calificó a Novoa como “admirable
jurisconsulto chileno”.